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lunes, 19 de septiembre de 2011

DIARIO DE UN CAMINANTE - ANTES DE PARÍS

Mañana llegaremos a París.

Cierto es que aparte de eso hemos conseguido muy poquitas cosas más: seguimos siendo incapaces de levantarnos y ponernos en marcha a horas razonables; la comunicación sigue siendo desastrosa; la difusión igual; nos hemos saltado la mitad o más de las Asambleas Populares de los pueblos, y cuando hemos conseguido llegar ha sido, casi sempre, con una hora de retraso; nos hemos quedado casi sin vehículos de apoyo fijos, y en ese terreno las cosas han salido por los pelos y sólo gracias a la buena voluntad de la gente que por razones misteriosas sigue viendo en esta marcha la promesa de una revolución seria que, la verdad sea dicha, a lxs más serixs de nosotrxs nos da ya mucha risa; la lluvia nos ha sorprendido una y otra vez, arrasando nuestros campamentos, como hizo el tsunami con la central de Fukushima, por falta de preparación; nos hemos perdido una y mil veces, sumando muchos kilómetros a nuestro periplo, y estamos agotados; hemos pasado frío, y a veces hasta hambre; hemos sufrido bajas y abandonos hasta el punto de que, en la marcha de Madrid -la "Meseta", qué nombre tan ridículo- éramos más de setenta y ahora sólo quedamos unxs veinticinco. Y la verdad es que en muchos casos lxs que se fueron, desesperadxs, eran lxs mejores. Etcétera, etcétera, etcétera. La lista de calamidades es inacabable, y no veo la hora de volver a Madrid para poder escribir mi nuevo best-seller "Cómo no hacer la Marcha a Bruselas".

Para lxs optimistas irredentxs, aquellxs tan insensatxs para pensar que no será la cosa tan mala, me veo obligado a anunciar que las acciones de París están apenas perfiladas, que probablemente habrá dos manifestaciones diferentes, y que mis esperanzas de hace unos días, en los que aún pensaba que Guillaume, Dani y algunxs otros serían capaces de organizar algo grande de verdad, comienzan a desvanecerse en una nube de cinismo. Puede que nos salga algo, sí, pero si es así será sólo por la confluencia de inmensurables energías, tales como el empuje de unas cuantas personas libres y cabezudas unificadas de forma espontánea, la alineación de los astros, la fuerza del Tao o la voluntad de Dios, por citar sólo algunas de las más probables.

Pero, por mi parte, no tiro la toalla porque no me da la gana. Tal vez lxs trescientos mil fiesterxs que acudirán mañana a la Tecno-Parade, y que por tanto coincidirán con nosotrxs en la capital francesa, decidan que el diecisiete de septiembre de 2011 podría ser un buen día para trocar pachanga por revolución y se animen a pegarle una buena patada en el culo al sistema. Poer soñar que no quede.

Pasando a temas más alegres que las hostias que nos van a dar mañana aún no sé por qué, paso a resumir algunos de los mejores momentos que hemos vivido por aquí desde mi última crónica, que fundamentalmente son dos:

Un día, ya no recuerdo cuándo ni dónde, fuimos invitados a participar en una manifestación protagonizada por lxs obrerxs de una fábrica de repuestos de automóvil que, literalmente, nos pillaba de paso. La protesta, como todo aquí, había sido convocada por dos importantes sindicatos franceses, CGT, de línea comunista -nada que ver, pues, con la CGT de España-, y FU, Fuerza Unida, que por lo que me contaron venía a ser un equivalente de nuestra castiza UGT. Nosotrxs, como de costumbre, nos blablasambleamos, no llegamos a ningún acuerdo y decidimos que cada cuál hiciera lo que le dictara la conciencia o lo que más le divirtiera. Algunxs fuimos para allá, y por supuesto llegamos tarde, sólo para ell final de la mani, donde fuimos maravillosamente recibidos y celebrados, a pesar de nuestra lamentable prsentación, e invitadxs al aperitivo que, tras el pateo reivindicativo por el correpondiente polígono industrial, habían organizado los simpáticos currantes. Allí que nos fuimos.

El camino a la fábrica, lugar elegido para el convite, fue también un curioso acto de protesta, una "voiture balai", consistente en el desplazamiento masivo en coches circulando a la velocidad de un caracol para crear un atasco, molestar, llamar la atención y demás. Ángel, Ladix, Fernando y yo, un cuarteto calaveras semioficializado en la marcha, nos subimos al vehículo de un simpatiquísimo jubilado, muy guerrero, que había vivido en Valencia durante años y hablaba perfectamente español. Tras un rato comprobé que la circulación era tan lenta que yo podía ir más rápido corriendo, y así lo hice. Me bajé del coche esprinté sobre el arcén, dando voces como un loco, y haciendo lo que podía por caer simpático y dar un poco de buen nombre a nuestra marcha. Lucas, un compañero medio griego y medio holandés, sin techo, encantador y mucho más loco que yo, imitó la maniobra y ahí estuvimos los dos, corriendo durante un buen rato junto al atasco y cosechando pitadas y otros gestos de amistad.

Llegamos a la fábrica, comimos lo que pudimos -pan y queso. La barbacoa se había terminado-, y tras el acostumbrado lanzamiento de tomates por encima de la valla de la fábrica, en el que nosotrxs no participamos porque somos unas monjas, fuimos invitadxs a participar en el último acto del día, que fue en el que operó la magia.

La cosa consistía en entrar en la fábrica y recorrerla entera, gritando, arrojando papeles rotos para ensuciar, y armando jaleo. Una cosa facilita. Pero diose la situación de que los conserjes de la puerta, dos paquistaníes con bata azul, conocían a todo el mundo por allí y, ante la inicial indiferencia de lxs trabajadorxs, impidieron el paso de los Indignados al recinto. Así, cuando nos vimos solos en la puerta y a lxs doscientxs obrerxs dirigiéndose ya al edificio fuera de nuestro alcance, nosotrxs veinte plantamos nuestros culos junto a la garita, mirándonos unxs a otrxs y sin saber qué hacer, hasta que Abdelatif, bendito Atif, se hizo con el megáfono y comenzó a gritar: "Nous somme Les Indignées contra l'exploitation". Nosotrxs coreamos la genialidad, evidentemente, y en cuestión de segundos lxs obrerxs nos rodearon, para protegernos de los guardias de seguridad, y nos arrastraron al interior de la fábrica para que pudiéramos unirnos a su protesta. ¡Por fin! ¡Por fin una mani! ¡Por fin hicimos algo bien! ¡Por fin, por una vez, fuimos capaces de dejar de lado nuestras burocráticas reticencias contra unos sindicatos que no conocemos y luchar, joder, luchar, que es a lo que vinimos!

Grandes amigos hemos dejado, para todo el Movimiento, en aquella fábrica. Para los detalles de dónde y cuándo, consúltese el blog de mi compañero El Holandés Errante.

El siguiente momento de gloria que quiero comentar fue el de nuestro paso por Orleans, ciudad difícil que nos ha sido definida como el laboratorio de Sarkozy para sus leyes represivas. Tan mala fama tiene que, a nuestra llegada, lxs compañerxs de la Marcha Toulousse llevaban tres días acampadxs en las afueras y la Mediterránea, de hecho, había optado por rodearla el día anterior. Pero nosotrxs, que no nos hemos saltado una etapa y nos hemos pateado hasta el último kilómetro de nuestra marcha, estábamos ya más que hartos de andar, andar, e ir de buenos. Sin encomendarnos a Dios ni al Diablo, sin asambleas, sin consensuar un carajo, nos encontramos con lxs compis de Toulousse, besos, abrazos, y mani hasta la plaza que alberga la estatua ecuestre de Juana de Arco, mi Juana de Arco desde aquél día, donde tras veintitantos kilómetros de marcha bajo la lluvia plantamos y descargamos nuestra furgoneta, sacamos las lonas azules y montamos nuestro primer campamento como está mandado sin la menor fisura ni disensión.

Una plaza, una estatua ecuestre con su pedestal, y unas faldas azules cubriendo nuestra cocina. ¿A alguien le suena? "Pointe Soleil". Eso rezaba el rótulo de uno de los comercios de la plaza, y la policía pasó, miró, y se fue por donde había venido sin decir esta boca es mía. El Sol bajo la lluvia, y por una vez sin quejas.

Y aquí estamos. En Bagneux. Especie, creo, de Getafe o Alcorcón a las afueras de París, celebrando nuestra Asamblea Popular y sin tener ni puta idea de qué va a pasar mañana.

Como cada día desde hace cincuenta y tres.

1 comentario:

  1. no consegui a enviaros un mensaje al movil, pero que sepais que aunque no pudimos subir a paris, estamos con vosotros, ayer os seguimos por steaming... animo, animo!!
    recuerdo nuestro a todos...
    Marielle y Nano

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